Legislar para la World Wide Web es un asunto bastante complejo, teniendo en cuenta que en cada país existen diferentes criterios para valorar un mismo hecho. Además, como se dice a menudo, cada día surgen nuevos ciberdelitos sobre los que no hay sentados precedentes.
Buscando salvaguardar una falsa intimidad (ya que se pueden rastrear las IP), en Internet se abre un enorme foro para que millones de individuos anónimos o disfrazados tras un "nick" intercambien información y opiniones. Pero ese mismo espacio puede ser utilizado para amenazar, insultar, difamar, injuriar, humillar y boicotear. Este anonimato que permite la Red de Redes es un regalo para los cobardes, que se sirven de él para descargar una furia reprimida tras sus máscaras de ciudadanos civilizados.
Poco a poco, y gracias a algunas denuncias, la situación parece evolucionar hacia el sentido común y a que insultar en un blog -o en cualquier otro espacio de opinión de Internet- se pague. Y dentro de algún tiempo, cuando la ciudadanía de un país tenga su reflejo virtual, cada uno tendrá que acostumbrarse a navegar por la Red con su 'DNI' encima. Seguro que esta futura situación provocará una disminución radical en la piratería, que es un delito que se nos podría imputar a muchos inconscientes que compartimos "nuestros archivos" a través de e-mule y otros programas basados en redes peer-to-peer (P2P). Una pena, pero debe ser así.
De momento, un caso de estudio sobre este respecto del anonimato es el de Iván Fresneda, un joven madrileño que fue absuelto de una condena de amenazas contra un profesor que aparecieron en su blog. Esta acusación vino provocada por un comentario anónimo que alguien colgó en su espacio virtual y del que, en primera instancia, un juez le hizo responsable. Aún así, y teniendo en cuenta los comentarios de Iván en su blog, fue condenado por injurias y expulsado del instituto.
En definitiva, yo estoy optando últimamente por no leer nada si no conozco el autor, como por ejemplo, "El Lazarillo de Tormes".
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